¿Te imaginas un videojuego que, por un descuido de su programador, alcanzó la increíble cifra de 5.000 FPS? Este fenómeno, que parece sacado de una película de ciencia ficción, ocurrió en el pasado y ha abierto un debate fascinante sobre la importancia de los fotogramas por segundo en la experiencia de juego. La historia detrás de este récord no solo es intrigante, sino que también nos invita a reflexionar sobre el futuro del gaming y la tecnología que lo sustenta.
En los últimos años, la discusión sobre la necesidad de más FPS en los videojuegos ha cobrado fuerza. Los monitores actuales ofrecen tasas de refresco que pueden superar los 120 Hz, 144 Hz e incluso 240 Hz. Sin embargo, este récord histórico nos lleva a cuestionarnos hasta dónde deberían llegar los FPS para garantizar no solo un juego fluido, sino también una experiencia competitiva y envolvente. ¿Es realmente necesario alcanzar cifras tan elevadas o hay un umbral óptimo que el ojo humano puede percibir? Vamos a desentrañar esta curiosa historia.
Un hito insólito logrado por un error de programación
El responsable de este notable “récord” es Dave Plummer, un antiguo programador de Microsoft. Entre sus contribuciones a la compañía se encuentra la creación del Administrador de Tareas y el soporte para archivos ZIP, pero su historia más peculiar es, sin duda, la del juego de pinball que logró alcanzar 5.000 FPS.

Este récord se alcanzó durante el desarrollo de 3D Pinball: Space Cadet, un juego popular de los años 90 que venía preinstalado en versiones de Windows como el 95 y NT. Plummer se encontraba programando una versión para Windows NT cuando, por accidente, introdujo un bug que permitía al juego generar una cantidad increíble de imágenes por segundo.
El motor del juego fue diseñado originalmente para funcionar en una CPU de 200 MHz, que en esa época era una cifra impresionante. Sin embargo, al ejecutarlo en ordenadores con CPUs multinúcleo, el bug permitía que el juego alcanzara hasta 5.000 FPS, algo que asombró a los usuarios que vieron cómo sus sistemas se ponían al borde de su capacidad.
El impacto de un bug en la historia del desarrollo de videojuegos
Plummer no oculta su sorpresa y un toque de tristeza al recordar este bug, que califica como el más catastrófico de su carrera. Después de lanzar las primeras versiones del juego, otro desarrollador, Raymond Chen, implementó un comando que limitaba los FPS a 100, a pesar de que en aquel entonces no existían monitores capaces de mostrar esa cantidad.
- Limitación de FPS a 100 por parte de Raymond Chen.
- Actualizaciones de Microsoft para corregir el bug y optimizar el rendimiento.
- Interés en explorar cuántos FPS podría generar el juego con hardware moderno.
Con el paso del tiempo, Microsoft lanzó actualizaciones que reforzaron la seguridad y evitaron el uso excesivo de recursos de la CPU, pero la pregunta persiste: ¿cuántos FPS podría generar el juego en un ordenador actual? Con CPUs modernas que pueden tener hasta ocho núcleos, se especula que los números podrían ascender entre 200.000 y 400.000 FPS en condiciones ideales, aunque esto sería irrelevante desde una perspectiva perceptual.
¿Cuántos FPS son realmente necesarios en un videojuego?
La cifra mágica de 60 FPS ha sido considerada durante mucho tiempo como el estándar en el gaming, especialmente para juegos que buscan una experiencia fluida y competitiva. Sin embargo, con la llegada de nuevas tecnologías y monitores de alta frecuencia de refresco, la comunidad gamer se pregunta si es necesario ir más allá.
Los FPS en los videojuegos pueden variar según el tipo de juego y la plataforma. A continuación, se presentan algunas cifras aproximadas que reflejan los FPS típicos en diferentes géneros:
- Juegos de acción y shooters: 60 a 120 FPS para una experiencia competitiva.
- Juegos de rol y aventuras: 30 a 60 FPS, donde la narrativa y los gráficos son más importantes que la velocidad.
- Simuladores de carreras: 60 a 120 FPS para mayor realismo y reacción inmediata.
La evolución de los videojuegos y la percepción del usuario
La evolución tecnológica ha llevado a una mejora en la calidad gráfica y en la fluidez de los juegos, pero también plantea el desafío de la percepción del usuario. A medida que se incrementan los FPS, surge la pregunta: ¿nuestro ojo puede realmente notar la diferencia? Varios estudios sugieren que, si bien el ojo humano puede percibir diferencias hasta unos 60 FPS, más allá de esa cifra las mejoras son menos evidentes.
Con la llegada de las tasas de refresco de 240 Hz y los monitores ultrawide, la industria del gaming se enfrenta al dilema de si seguir invirtiendo en alcanzar cifras cada vez más altas de FPS o si centrarse en otros aspectos, como la calidad gráfica, la narración de historias o la inmersión del jugador.
El futuro de los FPS en los videojuegos
A medida que la tecnología avanza, es probable que sigamos viendo mejoras en la capacidad de los juegos para generar FPS. Sin embargo, los desarrolladores también deben considerar el equilibrio entre el rendimiento y la experiencia del usuario. Algunas tendencias futuras incluyen:
- Realidad virtual: donde el rendimiento es crucial para evitar mareos y garantizar una experiencia inmersiva.
- Optimización de recursos: para que los juegos funcionen de manera fluida en una variedad de plataformas y hardware.
- Inteligencia artificial: que puede ayudar a mejorar la calidad gráfica sin requerir un aumento en los FPS.
Lo que está claro es que el mundo del gaming está en constante evolución y que, aunque un bug accidental permitió que un juego alcanzara 5.000 FPS, lo más importante es cómo estos avances impactan la experiencia de juego de los usuarios. El futuro promete ser emocionante, y cada avance nos acerca un poco más a la creación de experiencias de juego que son no solo rápidas, sino también inolvidables.