500 millones de PCs aún no actualizan a Windows 11 por Microsoft

La evolución de los sistemas operativos siempre ha sido un tema candente en el mundo de la tecnología. Sin embargo, la transición a Windows 11 ha presentado retos significativos tanto para Microsoft como para sus usuarios. Un panorama complejo se dibuja ante nosotros, donde medio billón de PC se enfrenta a la decisión de actualizar o no. ¿Por qué esa resistencia? ¿Qué está ocurriendo realmente en el mercado?

El cambio hacia Windows 11 se ha convertido en un fenómeno que va más allá de lo técnico. Se trata de la percepción del usuario, la adaptabilidad de las empresas y las decisiones estratégicas de Microsoft. Este artículo profundiza en estos aspectos para entender mejor el contexto actual.

Un mercado estancado en la actualización

Recientemente, Jeffrey Clarke, COO de Dell, compartió información sorprendente: alrededor de 500 millones de PCs están preparados para actualizar a Windows 11, pero los usuarios eligen no hacerlo. Además, otros 500 millones de equipos, que tienen más de cuatro años, quedan excluidos debido a los requisitos de hardware del nuevo sistema operativo.

Windows 10, aunque ya no recibe soporte oficial, sigue siendo el sistema operativo predominante tanto en el ámbito doméstico como en el empresarial. Clarke también advirtió que, a pesar del impulso comercial por parte de los llamados «AI PCs», es probable que el mercado permanezca estancado.

Microsoft acelera el Explorador de Windows 11 pero sigue lentoMicrosoft acelera el Explorador de Windows 11 pero sigue lento

Por su parte, Microsoft ha afirmado que «casi mil millones de personas confían en Windows 11», aunque esta afirmación no especifica si se refiere a instalaciones activas o a algún otro indicador de uso.

Desafíos en la comunicación de requisitos

La confusión en torno a los requisitos para actualizar a Windows 11 ha aumentado. Microsoft ha cambiado su documentación oficial, que anteriormente ofrecía una lista clara y detallada de los procesadores compatibles, por una agrupación más genérica.

Este cambio ha resultado en varios problemas:

  • Usuarios obligados a investigar por su cuenta: La falta de claridad obliga a los usuarios a buscar información adicional sobre la compatibilidad de sus dispositivos.
  • Listas de compatibilidad erróneas: Algunos modelos, como los Intel Celeron 3000, aparecen como compatibles, aunque solo ciertos modelos específicos cumplen los requisitos.
  • Procesadores previamente aprobados desaparecen: Por ejemplo, el Intel Core i7-7820HQ del Surface Studio 2, que era compatible, ahora no aparece en la lista, generando confusión.

Resistencia del usuario hacia la actualización

La reticencia a adoptar Windows 11 no es un fenómeno nuevo. Desde su lanzamiento, el sistema ha impuesto barreras técnicas y de experiencia de usuario que han provocado un rechazo considerable:

  • Requisito de TPM 2.0: Este requisito ha dejado fuera a millones de PCs vendidos en la última década.
  • Dependencia de cuenta online: La necesidad de una cuenta de Microsoft durante la instalación se percibe como una invasión de la privacidad.
  • Un ecosistema más cerrado: Muchos usuarios sienten que el nuevo sistema está orientado a servicios y no a la personalización.

La situación es aún más precaria para aquellos que continúan en Windows 10, ya que este sistema ya no recibe soporte en forma de actualizaciones de seguridad. Esto lo convierte en un blanco fácil para ciberataques. Microsoft ha introducido un programa de actualizaciones extendidas, que, aunque en Europa es gratuito el primer año, no soluciona el problema a largo plazo.

Muchos usuarios que optan por no actualizar están explorando alternativas:

  • Uso de herramientas como Flyoobe: Estas permiten sortear los requisitos oficiales del sistema y realizar la instalación en equipos que no cumplen con las especificaciones.
  • Considerar migrar a Linux: Este sistema operativo ha ganado popularidad por su facilidad de uso y su compatibilidad con juegos, lo que ha eliminado barreras históricas.

La presión sobre Microsoft y sus usuarios

La situación actual presenta dos frentes abiertos para Microsoft: la falta de claridad en la comunicación con sus usuarios y la presión de un mercado que se resiste a actualizar. La empresa debe abordar el caos de compatibilidad para no estancar la transición hacia Windows 11.

Los usuarios siguen necesitando una actualización, que actualmente es gratuita, pero sin una resolución a las confusiones de compatibilidad, podrían optar por dos opciones que Microsoft preferiría evitar: continuar en Windows 10, que ya no recibe soporte, o abandonar el ecosistema de Windows por completo.

La situación se complica, y es crucial que Microsoft tome medidas para simplificar la transición, mejorar la comunicación y ofrecer soluciones que faciliten a los usuarios el paso a Windows 11. Sin estas mejoras, el futuro del sistema operativo podría depender de decisiones que los usuarios tomen basadas en su experiencia actual y en las percepciones del nuevo entorno digital.